miércoles, 25 de marzo de 2009

Ira

Apenas fue conciente de lo que había hecho. Mientras su cuerpo regresaba a la normalidad, fue sintiendo cómo volvia en sí. De vez en cuando, llegaban a su cabeza fragmentos de recuerdos neblinosos, mientras sus ojos recorrían con espanto la habitacion destruida. Entonces lo vió, tirado entre los escombros. Y mientras abrazaba el cuerpo sin vida de su amado, entendió por qué los monstruos no deben sentir.

2 comentarios:

Mer. dijo...

Cuando los monstruos dejen de sentir, ahí llega el momento en que no queda nada a qué aspirar.

Todos deberíamos permitirnos sentir de vez en cuando. Y también sacar nuestra parte de "monstruos", por qué no.

Maravillosamente exacto, como siempre :)

Agus~ dijo...

aaaaaaaaaaaaaaaaw te adoro, a vos. gracias : D

Publicar un comentario