viernes, 4 de septiembre de 2009

5 am

Es esa maldita necesidad de dejar pasar el tiempo, de ver cómo se filtra entre mis manos, como si no hubiera un plazo. Soy feliz al verlo correr libremente y sentirlo infinito, porque los finales están demasiado lejos. Son un borrón demasiado pequeño como para notarlo. Y así, cada vez; cada maldita vez que me digno a mirarlos, están encima mío, cubriéndolo todo. Algunos son insignificantes, pero otros... otros son demasiado reales.
Hay cosas que no puedo ignorar. Y es algo quizá demasiado evidente como para escribirlo, pero al parecer, mi cabeza no entiende ciertas obviedades.

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